martes, 6 de diciembre de 2016

NAVIDAD

Ya estamos en navidad!!!

Ya encendieron las miles de luces en las calles, Esas que brillan en las noches de las ciudades pero que no alumbran la oscuridad de nuestros corazones.




Los escaparates llenos de regalos, lazos rojos, carteles de ofertas, todo lo necesario para una sociedad consumista, que se encamina en comprar sin medida, sin control, lamentándonos días después de nuestra maltrecha economía.

Días de celebraciones, de reuniones con los amigos, comidas de empresas…


Lástima de que toda esta acumulación de deseos de encontrarnos no durara todo el año.
¿Por qué tenemos que esperar a que El Corte Inglés nos diga que estamos en Navidad para que queramos coger el teléfono y llamar a nuestros amigos y familiares, para mandar interminables mensajes de whatsapp de felicitación, de buenas intenciones?

Días de sensibilidad a flor de piel, de recuerdos de quién no nos acompaña en esta cena de Nochebuena, del que no está comiéndose las uvas al otro lado del sofá. Del que no brinda ese día con nosotros, de aquel que nos falta en esa foto que hicimos hace años.

Que tienen estas fechas que nos dan unos pensamientos tan enfrentados. Deseamos que lleguen cuando somos niños: regalos, fiestas, vacaciones,…. Y cómo nos castiga el alma cuando vamos cumpliendo años.

Acumulación de actos solidarios, recogida de alimentos, eventos deportivos, buenas intenciones. Como si la solidaridad fuera necesaria un mes al año. Como si no necesitáramos la ayuda de los demás el resto del año.

¿Quién nos marca el camino durante todo el año, durante toda la vida? ¿Quién nos dice cuando preparar un acto para recoger alimentos? ¿Cuándo preparar una comida de amigos? ¿Cuándo mandar un mensaje a un familiar lejano o a un amigo que hace tiempo que no vemos?

Días marcados, fechas marcadas, fiestas marcadas.

Lo siento, me rebelo a todo aquello que nos dice qué, cuándo y cómo. Dejadme que colabore en marzo, que llame a un amigo un martes, que compre un regalo en agosto, que quede de comida en mayo. Dejadme que os felicite hoy. Y que lo hagamos en Septiembre, Abril o Noviembre.


Ah!!! Y FELIZ NAVIDAD

sábado, 22 de octubre de 2016

Si resta ...

El otro día fui a un concierto al Gran Teatro. Seguro que muchos piensan que un teatro no es el lugar más adecuado para un concierto. Eso de butacas cómodas, poca luz y silencio no es para conciertos, pero la realidad es que prefiero eso a estar de pie saltando durante dos o tres horas o sentado en los adoquines de una plaza de toros o una sala al aire libre. No, no es la edad, siempre he preferido esa opción, aunque si es verdad es con el tiempo se acentúa.

¿El concierto? Estupendo, tres horas de un acústico con un gran cantautor, un poeta urbano, como se suele decir, es algo que hay que aprovechar de vez en cuando.


Pero a lo que iba, durante las tres horas de concierto, además de disfrutar de la música y las letras de las canciones tuve ocasión de comprobar que el tema de las rrss, los whatsapp  y todo lo relacionado con el móvil se nos está escapando de las manos.

Pude observar alrededor mío, entre otras cosas porque en la oscuridad la pantalla de un móvil brilla más que una luna llena, que la gente grababa, aunque estaba prohibido, hacía fotos, que también lo estaba, comentaba en facebook canción a canción, mandaba mensajes por whatsapp,… en definitiva, a mi parecer, no creo que estuvieran disfrutando al 100% de lo que tenían delante.


Nos afanamos en contar al mundo entero que estamos haciendo en lugar de disfrutar lo que estamos haciendo. Aquello de que: “cuando salgas esta noche al baile, echa unas fotos, a ver si no se entera nadie y has perdido el tiempo”. Pues eso.

Confieso, que dejé mi móvil en la chaqueta, y que estuve tentado en más de una ocasión de cogerlo y comprobar que no tenía mensajes o llamadas. Pero me contuve, y me alegro por ello. Disfruté de un concierto, de mi compañía, y pude olvidarme de todo el resto del mundo durante tres horas.

Quizás ahora lo cuento, porque, vaya que no se entere nadie y….

No, en realidad, lo que quiero decir con todo esto es que creo que he llegado a un punto, en el que necesito tiempo, eso tan difícil de conseguir. Lo necesito para realizar todo lo que pasa por mi cabeza, todo lo que me ofrecen hacer. Tantos proyectos, míos o colaborando con amigos y conocidos que me piden mi ayuda allá donde pueda ser útil.

24 horas tenemos al día, no hay más, cuando restamos las de dormir, quedan aún menos. El secreto es saber cómo rentabilizar las que quedan. Cómo compaginar la vida laboral, personal, de ocio,…

Antes de sonar el despertador cada mañana, antes de que mis pies pisen el suelo, ya se ha almacenado en mi cabeza qué día es hoy, qué tengo pendiente para hoy, qué no acabé el anterior, cuáles conversaciones no tuve ayer o cuántas me quedan por tener hoy, cuántas no acabaron como quería, a quién tengo que llamar o con quién quedar, …


He llegado a la conclusión de que la única manera de aprovechar esas horas es eliminando todo lo que resta. Lo que resta mi atención donde corresponde, lo que resta mi estado de ánimo positivo, lo que resta mi creatividad.

En ese punto estoy. En clasificar los momentos, los grupos, las conversaciones, los actos, las salidas, las entradas,… entre las que suman y las que restan.


A ver si lo consigo.

Seguro que habrá detractores a mis conclusiones, me dirán que no debo ser negativo, que no cierre puertas, que nada resta, que todo, aunque sea poco algo suma.

Es posible, pero he llegado a un momento en el que tengo saturación de ideas, de palabras, de imágenes, de emociones. El estrés es mal acompañante de viaje.


Si quieres llegar pronto, corre. Si quieres disfrutar del viaje, aminora la marcha.

domingo, 24 de julio de 2016

MASCARA

¿Quienes somos realmente? ¿Cuál es realmente nuestra cara?

Recordar que  “la luna tiene dos caras, aunque sólo nos muestre una”. Nosotros somos más complicados, tenemos bastantes más.

Lo mejor de ello, es que en realidad son pocos los que nos conocen de verdad.

Los demás creen conocernos, creen saber que quiere decir cada una de las palabras que escribes, cada una de las palabras que dices, los gestos que muestras. ¿En serio? ¿Somos tan ingenuos de creer eso?

Y lo más importante, ¿por qué nos empeñamos en querer entender todo y cada una de las cosas que dicen y escriben?

No nos molestemos en ello, quién quiera permanecer oculto tras una máscara, no dará muchas oportunidades para atravesarla, así que, dejemos a la gente en su mundo, con sus historias y pensamientos. Ellos sabrán a quién, cuándo y por qué. Lo demás no importa.


jueves, 16 de junio de 2016

Novela. Ficción. "Cosa, hecho o suceso fingido o inventado, que es producto de la imaginación."

Esta vez, sin que sirva de precedente, he querido en el título de la entrada al blog, utilizar una definición. Me pareció acertada.

CAPITULO ...

Salieron de aquel mesón donde había estado comiendo. Una botella de vino había sido el hilo conductor de la sobremesa. Algunos platos al centro compartidos para picar algo. Habían estado hablando de nada importante. De cómo había pasado el tiempo, cómo había cambiado la ciudad. Nada importante.

Eligieron aquel local al que Pablo tanto frecuentaba. Era un cliente habitual, y como tal, le atendían. Le servían siempre el mismo vino, le ofrecían las sugerencias del día y llegaban, soltaban los platos y desaparecían. Sabían que con frecuencia, le gustaba estar sin mucha conversación. Y cuando llegaba acompañado, sabían que no le gustaba mucho las interrupciones. Aún así, los empleados, siempre estaban atentos a la mínima llamada para aparecer y atender sus solicitudes.

Permanecieron en aquel local hasta quedar solos. Los demás comensales habían ido pagando sus cuentas y saliendo. Eran casi las cinco de la tarde, cuando se levantaron y se encaminaron hasta la calle.

Paseaban cuando Laura paró se giró hacia él y le preguntó:
-         
        - ¿Por qué, de repente, desconectaste de todos?
-           - ¿Desconecté? A qué te refieres – contestó Pablo.
-        - Desconectar, prácticamente desaparecer. Dejaste de ir a los sitios de siempre, dejaste de quedar con la pandilla. No llamabas, no acudías … Eso es a lo que me refiero.

Laura lo miraba fijamente, seria. Esperando una explicación.  Pablo dibujó media sonrisa, se quedó durante un instante callado, como si estuviera meditando una buena respuesta o una buena excusa. Y comenzó a andar.

Ella siguió sus pasos, esperando.
-         
       - ¿No me vas a contestar? – Le inquirió de nuevo.
-           - No sé qué decirte –contestó al fin – No sé qué quieres que te conteste.
-          - No es lo que yo quiero, sólo quiero que me des una explicación – Laura parecía más seria aún, entendía que Pablo le intentaba dar esquinazo a sus preguntas.
-          - No hay mucho que decir. Llega un momento en que quizás uno no acabe de encontrar un motivo para seguir con algo, o para no seguir. Simplemente puede dejar de interesarte una situación. Si algo, simplemente, te resta un ápice de energía, si no te presta nada a cambio, sigues otro camino. No puedes obtener resultados distintos haciendo las mismas cosas. Simplemente eso.

Pablo terminó de hablar, la miró por un instante, se encogió de hombros y siguió paseando.

Laura tardó unos instantes en reanudar la marcha, intentando analizar sus palabras, queriendo dar algún sentido a todo lo que le había dicho. En realidad no la había dejado muy satisfecha. Entendía que le había dicho mucho, sin decir nada.
-            
          - ¿Esa es tu respuesta? – No quería quedarse con esa respuesta, quería algo más.
-          - No tengo otra – Le contestó Pablo – No recuerdo haber tenido otra en ese momento. Además, hace ya bastante de eso.
-             - Si, hace bastante, pero entonces, tampoco diste ninguna explicación.
-          - No recuerdo que la pidieras. No se por qué ahora la necesitas. – Esta vez había sido Pablo el que había parado para mirarle a los ojos y hablarle.

Laura, paró, lo miró unos instantes y siguió andando. Había cambiado la dirección de la conversación y ahora era ella la que no estaba cómoda. Le había parecido un reproche en toda regla. Lo peor de todo es que quizás Pablo tenía razón. Ella podía haberlas pedido en aquel entonces. El orgullo, la vanidad o tal vez la excesiva timidez habían evitado que lo hiciera. Ahora ya era tarde para averiguar el porqué. Y al parecer, también era tarde para saber qué había hecho para que Pablo se fuera despegando..

domingo, 29 de mayo de 2016

FINALIZÓ

Acabó, terminó, finalizó.

Terminó el mes de mayo y con él acabó la feria.



Se pueden sacar muchas conclusiones, dar una opinión desde diversos puntos de vista. Había pensado en hacer una entrada al finalizar el mes de mayo, sólo tenía que decidir desde el prisma donde enfocarlo.

Pensé en qué había de diferente de este año a los anteriores. Y, como suele suceder, siempre hay cambios de un año a otro. En cualquier momento, desde cualquier visión, en cualquier vivencia.

Esta feria, al igual que en lo demás, había tenido cambios con respecto a los anteriores. Pero he querido enfocarlo en el mayor cambio con respecto a otros años.

Este año por primera vez he vivido la feria metido de lleno en la Federación de Peñas Cordobesas, al pertenecer a su Junta Directiva.

Y no sólo yo. Todos somos nuevos en este envite.

Se han producido muchos cambios en dicha caseta. Ha cambiado el restaurador, algo de la decoración, por primera vez durante todos los días de feria ha habido actuación de coros pertenecientes a nuestras peñas, tuvimos una espectacular noche de copla con orquesta en directo incluida, no ha habido orquesta todas las noches, produciéndose así un ahorro considerable, recuperamos a un grupo cordobés algo olvidado en los últimos años, ... Para cambios, incluso no había una mesa reservada día y noche para los directivos, por lo que la mayoría de los días buscábamos en una caseta a rebosar un hueco para sentarnos.

Todos estos cambios se han hecho pensando en mejorar lo existente, evidentemente habrá habido fallos, por supuesto. Y se han tomado nota de ellos.

Lo que sí nos ha llegado ha sido una convicción de que las peñas y el público en general aprobaban dichos cambios. Eso nos da la satisfacción de un camino recorrido y del que nos queda por recorrer.
También ha cambiado la conductora de las actuaciones, mi compañera de Junta, Laura Caballero. Una jovencísima compañera, sin experiencia alguna en estas lides, pero que lo ha sacado adelante con una inusual seguridad que iba ganando día a día, terminando la feria con prácticamente un máster a sus espaldas. Sabiendo intercambiar inexperiencia por ganas e ilusión, siendo una de las cuestiones de la que estamos más orgullosos de esta semana.

Saliendo de la caseta, hay muchos puntos donde poner la vista respecto a la feria. Un equipo de seguridad, transporte y limpieza desde el Ayuntamiento con una nota por encima de la media, el no poder acabar con un botellón que junta a decenas de miles de adolescentes, el por qué no acaba de arrancar la feria de mediodía, porqué no conseguimos tener una arboleda de una vez por todas, que hacemos para que los caballistas y carruajes cumplan con los itinerarios permitidos, etc. Pero eso da para otra entrada.


Hay mucho que mejorar, claro, en todos los sentidos, en todos los lugares. Sólo hay que escuchar, hablar, dialogar, tomar nota y ponerse manos a la obra. Es tarea de todos.


miércoles, 6 de abril de 2016

Cabalgata Anunciadora del mes de Mayo

Hace unos días en una fructífera y amena charla con mí amigo Juan Andrés salió el tema de que había, parece ser, una corriente en esta ciudad en la que nos estaban arrastrando a estar en un sitio u otro, que teníamos que estar en el blanco o en el negro. Recuerdo que le dije que estaba de acuerdo con él y que de esta manera, si lo veías en blanco o negro nos perdíamos una amplia gama de grises.

El otro día surgió otro tema a la opinión pública y volvió a surgir, otra vez, los blancos o negros. Una vez más nos olvidábamos de los grises.

El Excmo. Ayuntamiento de Córdoba, en voz de su Delegada de Promoción de la Ciudad, Dª Carmen González, nos notifica y así sale en la prensa que en acuerdo con el presidente de la Federación de Peñas Cordobesas acuerdan cambiar la Cabalgata Anunciadora de mes de Mayo al día 2 de Mayo, aprovechando que es festivo.


De esta manera se evita que dicha Cabalgata confluya en fecha y hora con la Manifestación del 1 de Mayo por las calles de nuestra ciudad.

Ante esta tesitura, en la que cabe esperar que todos estemos de acuerdo, surge, una vez más la polémica.

He leído cosas que no se si encuadrarlas en disparatadas, muy subjetivas o directamente falta de entendimiento de fechas.

Para los que se han perdido en fechas y actos, una pequeña explicación.

La Cabalgata Anunciadora del Mes de Mayo, recuperada por la Federación de Peñas se empezó a celebrar el último domingo de Abril, luego se pasó al primer domingo de Mayo y hace unos años, queriendo confrontar más que aunar, se cambió al 1 de Mayo, cayera en domingo o cuando sea. De esta manera coincidía con la manifestación. De hecho ha habido problemas y discusiones entre los asistentes de una u otra. Algo totalmente inadmisible.

¿Por qué, si podemos evitar dichas confrontaciones, hacer coincidir dichos actos? ¿Qué interés podemos tener para que haya dichos choques? ¿Es que no entendemos que los participantes en la Cabalgata y los que la disfrutan viéndola no pueden querer también participar en la manifestación? ¿Por qué insistentemente en esta ciudad nos hacen decantarnos por una u otra opción? ¿Por qué al blanco o al negro?

No se trata de que una manifestación traslade a una tradición. Se trata de llegar a acuerdos, a consenso, a qué podamos compartir espacio, opinión y que rememos todos en una dirección, la de llevar a una ciudad y a su ciudadanía al entendimiento común, a la convivencia.

Es tarea de todos conseguirlo. No permitamos que nos arrastren al blanco o al negro. Disfrutemos de la amplia gama de grises.



domingo, 20 de marzo de 2016

PABLO Y LAURA

Una amiga me comentó que con tantas cosas que pongo y comparto en el muro, es complicado seguir las historias de Pablo y Laura. Que sería una buena opción ir poniéndolas en entradas del blog.

Bueno pondré algunas por aquí.




Paseaba por las calles de su barrio, como siempre solía hacer, sin pensar en nada, con la cabeza en otro sitio.

Los pasos le llevaba por una u otra calle sin tener en cuenta por donde caminaba, se dejaba llevar.

Cuando quiso darse cuenta allí estaba él, junto a la verja del que había sido su colegio. Era tarde y estaba vacío.
Se quedó mirando y empezaron a surgir imágenes de entonces, el patio se llenó de niños y niñas correteando, maestros intentando controlar a los más revueltos. Los mayores hacían corrillos y hablaban de sus cosas. Había vuelto a los 80.


Entonces se detuvo y fijó su mirada. Se buscó entre la niñería que poblaba el lugar.


Se vio a lo lejos, sentado en la escalinata, apoyado en el pilar. Tal y como recordaba que pasaba los descansos.

Se concentró a lo lejos y comprobó que estaba hablando con una chica de su edad. No la reconoció en primera instancia. De lejos no podía ver sus ojos pero sí su pelo negro y rizado que le caía sobre la cara.

Sólo vio como hablaban, se miraban y sonreían. Intentó recordar aquel día, aquella bonita chica, aquella conversación.



Alguien le habló a su espalda, se giró y volvió al presente. Mientras hablaba miró de reojo de nuevo al patio. Estaba vacío. Se quedó con la curiosidad de saber cómo acabaría la conversación que había estado imaginando.

sábado, 20 de febrero de 2016

14 DE FEBRERO

Ya terminó el 14 de febrero, día de San Valentín. Ese día que, gracias a algún centro comercial, se  celebra el día de los enamorados.



Yo, que no soy de fechas concretas, de días especiales, de marcas en el calendario, me gusta pasar de puntillas sobre ese día.

Aprovecho para felicitar a mi amigo Valentín y a mi amiga Eva. Cada uno por un motivo. Pero por lo demás, no entiendo esta festividad.

Yo, que me enamoro a cada paso, a cada instante, a cada sonrisa. Yo, que me enamoro cada día, de unos ojos, de unas risas, de unas manos, unas caricias… no tiene mucho sentido.

El Arrebato decía en una canción:

"Tal vez yo nunca he sido un caballero
y el 14 de febrero para mi nunca existió
pero tampoco soy un embustero
y si te digo que te quiero esa es mi única razón"

Creo que no podía ser más acorde a mis pensamientos.

Lástima de aquel/aquella que tenga que esperar a un día determinado para poder demostrar su amor, para poder regalar unas flores, unos bombones. Yo soy más de ir regalando momentos, aquellos que aprovechas cuando llegan. ¿Por qué esperar a que llegue el día señalado para poder mirar a los ojos, mostrar una sonrisa o dejar que tus dedos se enreden en su pelo?

Dejemos de señalar en rojo fechas en el calendario y señalemos minutos a cada hora. No dejes pasar este día, este momento y aprovéchalo. Este que ya ha pasado, no es recuperable.

Yo voy a pensar en el 20 de febrero, el 13 de marzo, el 3 de junio, el 28 de octubre, .... cualquier día es bueno.

¿Nos olvidamos de todo y lo dejamos pasar? ¿Lo vamos a perder?

Yo no. ¿Y tú?

viernes, 5 de febrero de 2016

DEJAME QUE IMAGINE

No se si esto que os voy a contar ha sucedido ya, si está por suceder o puede que no suceda jamás. Quizás lo he soñado, quizás lo he imaginado.



Así que DEJAME QUE LO IMAGINE y os lo cuente tal y como lo veo yo.

Era una de las que ahora llamamos Kedada. Allí había una generación de aquellos que la juventud habían dejado ya abandonada en el camino, rondaban la cuarentena y el paso de los años había dejado mella en su físico, en su cara, en sus ojos.

Claro, como en todos los grupos posibles, no ha todos el roce de tantas primaveras habían dañado sus cuerpos por igual. A algunos sus estampa se diferenciaba poco de la de 25 años atrás, otros por el contrario, parecían desconocidos. La misma cara de niños de unos de ellos contrarrestaban con la imagen cansada y dejada de otros. Así es la vida. No a todos les trata igual.

Habían quedado en un local, había música de fondo, lo suficientemente alta como para que las conversaciones a un metro pasaran desapercibidas. Me dio la sensación que ya venían de tomar unas cervezas, o una comida anterior. Digo esto porque parecía como se habían hecho varios grupos, pequeños grupos que hablaban de sus cosas, o de nada en especial.

Vi en una esquina a un grupo, copas en mano reían y conversaban. Observé a uno de ellos como parecía ajeno a lo que allí decían, fijaba la mirada a unos metros de él donde había otro grupo, también reían y bebían. Este chico no le quitaba la vista de encima a una chica que allí había.

Quedé un rato observando y me di cuenta que ella cruzaba la mirada con él, también parecía no prestar atención a la conversación que allí tenían. Era como un juego entre ellos dos y al que los demás no parecían darse cuenta.

Me dio la impresión como si el juego consistía en saber quién era capaz de permanecer así, a unos metros, mirándose, pero sin hablar entre ellos. De vez en cuando, se les escapaba una sonrisa a uno y otro.

Decidí pedirme otra copa y ver como terminaba la historia.



Algunos minutos después la fiesta fue aumentando, las risas también. Los grupos seguían más o menos como al principio, algunos intercambiaban, iban y venían, pero mis dos protagonistas seguían con su juego, cada uno en su lado, sin dejar de mirarse y sonreírse.

Imaginé la conversación de la chica preguntando a sus acompañantes por él, ellos y ellas le contestaban que siempre había sido algo serio, quizás algo subido, como queriéndole darle a entender, que no merecía la pena cruzarse de grupo. Ella reía a esas respuestas, como si supiera como realmente era y disfrutara al comprobar la imagen que los demás tenían de él, tan diferente a la que ya sabía. Él, en cambio había quedado prácticamente sólo. Cada vez más pendiente de ella y menos de aquellos con los que estaba.

La tensión llegó a un momento en la que no podían aguantar más el juego. Él soltó la copa en la barra y se dirigió hacia ella. Ella lo vio venir y esperó con una sonrisa, sin escuchar una vez más a los que hablaban a su alrededor.



Al llegar al grupo apartó sutilmente a los que allí había, se acercó a ella y le susurró al oído: “dejemos ya este juego, olvídate de estos y vamos a darnos una vuelta donde nos podamos ver y escuchar mejor”.

Ella no le contestó, sonrió, cogió su mano y se encaminaron a la salida.

Los que allí estaban miraron sorprendidos, sin saber que había pasado, cómo ellos dos que no se habían hablado en toda la noche, salían por la puerta. Imaginando que le había dicho al oído.

Los perdí la vista al salir del local. Terminé mi copa y me fui. No he vuelto a saber de ellos.

No sé si la historia duraría para siempre o acabaría esa noche.

Quizás esa historia ni siquiera ha existido.

Pero … DEJADME QUE IMAGINE.


sábado, 30 de enero de 2016

DEJAME QUE TE SUEÑE ...

Me he encontrado un sueño escrito, data de 1999, vais a permitirme, a DEJARME QUE TE SUEÑE.




Estaba sentado en la orilla de la playa, mirando el mar, las olas se desvanecían en espuma a mis pies y al fondo salía la luna, una luna llena que se reflejaba en el agua hasta llegar hasta mi.

De repente sentí algo a mi espalda, eso que sientes como cuando alguien te mira y sientes algo que no sabes explicar. Me volví y allí estabas, venías caminando hacia mi. Tus pies descalzos caminaban sobre la arena sin apenas dejar huellas. Tu pelo ondeaba suelto al aire llevado por la brisa del mar. Llevabas un vestido rojo, de tirantes, que dejaban desnudos tus hombros a los que besaba la luna, y corto, que dejaban al aire tus largas piernas y hasta donde las estrellas volaban para acariciarlas.

Me mirabas fijamente a los ojos y sin dejar de sonreir. Cuando llegaste junto a mi, sin cruzar una palabra, nos besamos como nunca lo habíamos hecho. Perdí la noción del tiempo, no se cuanto tiempo estuvimos besándonos, sólo se que fue muy intenso, sólo se que te echo de menos, sólo se que espero impacientemente, sólo sé que te quiero.



Poco después desperté. Aún hoy sigo soñando esa playa, sigo soñando esa luna, sigo esperando verte llegar.

sábado, 23 de enero de 2016

DEJAME QUE TE CUENTE ...

Siempre he dedicado las entradas al blog para comentar sobre algún evento o momento vivido, también para contaros lo que pienso sobre cualquier cosa que me ha parecido. Un pensamiento, un acto, un mes, una película... Pero siempre algo muy real.

Esta vez dejadme que os cuente algo que quizás no haya pasado. Vi una imagen y yo le he puesto el texto. El tema es el siguiente:

Hace unos días, vi esta escena en ... no importa donde. Dos aparentemente desconocidos habían quedado en hall de un hotel para conocerse. Era una especie de cita a ciegas, aunque me dio la sensación de que se conocían desde hace tiempo, quizás en otra vida. Cruzaron sus miradas a lo lejos y se acercaron mientras no podían ocultar una sonrisa en su cara. Los segundos que tardaron en juntarse se observaron, como intentando reconocerse.

Un abrazo infinito y un par de besos, una nueva mirada y prácticamente sin decir palabra se encaminaron a una mesa allí al lado.


Fueron unos minutos, pocas palabras, muchas miradas. Aunque ya no eran unos niños, se sentían como intimidados, incapaces de fijar sus ojos en los del otro. Me dio la sensación de que tenían mucho de que hablar y poco tiempo para hacerlo. Como si estuvieran temerosos de no ser lo que esperaban al verse. Como si se hubieran contado la vida y ahora había que plasmarla en una imagen que tenían frente a ellos.

Está claro, yo lo vi así, que se sentían atraídos el uno del otro, no sólo en un deseo físico, más bien como que sin conocerse se hubieran estado buscando toda la vida, como si tuvieran el temor de no volverse a encontrar.

Pocos minutos después se levantaron y se despidieron. Esta vez si, mirándose a los ojos. Intentando imaginar como podría ser la próxima ver que se vieran. En otra cita furtiva. En una segunda oportunidad.

Prometieron tomar ese café pendiente el próximo día. Se prometieron traer ese día el tiempo, para así poder gastarlo.

El se fue hacia la puerta mientras ella se encaminaba al ascensor, sin querer volver la vista atrás, como si no quisieran tener como última imagen la distancia que ahora les separaba. Les valía la del último abrazo, la del último beso.

Quizás la próxima vez que se vean tengan más tiempo, menos intimidación, más cosas que decirse o menos miedo de mirarse.

O quizás no haya próxima vez.

Aunque la verdad, quizás todo esto no haya pasado y todo lo que yo creí estar viendo fuera sólo producto de mi imaginación.

Quizás. Quién sabe.

miércoles, 6 de enero de 2016

CABALGATA REYES MAGOS


Después de haber leído tantas y tan variadas opiniones de la suspensión de la Cabalgata de sus majestades los Reyes Magos por las calles de nuestra ciudad, no me queda más que verter también la mía.

Opinable, por supuesto. ¿Válida? Como todas.

No sé porqué siempre tenemos que ir a un binomio de color, blanco o negro. O conmigo o contra mí. Todo se convierte, en un último momento, en una cuestión política. “”Este gobierno de izquierdas quiere cargarse las tradiciones””. Es una de las opiniones que he escuchado.

Podemos debatir, si las predicciones de tiempo se cumplieron. Desde luego eran contradictorias. Canal Sur y Diario Córdoba, por poner un ejemplo, nos llevaban diciendo los días anteriores que el tiempo estaría mal por la mañana y que a partir de las 12.00 h. mejoraría. Otros en cambio, nos mostraban lo contrario. Algunos  que llovería a las 17.00, otros a las 20.00 h. En fin, no era fácil saber cuándo y cuánto caería.

Podemos, incluso debatir, si las carrozas salieron del estadio en un momento adecuado. Si  tendrían que haber esperado más para salir.

Pero, lo que no es debatible, es su suspensión a la hora que se produjo. Una vez en la calle, con las carrozas mojadas y algunas deterioradas por el agua y viento, los más de 200 niños empapados y unas instalaciones eléctricas en algunas de las carrozas, no se podía garantizar la seguridad de los componentes de la comitiva.

El Ayuntamiento de Córdoba en las personas de su Alcaldesa y la concejala responsable, escucharon a los técnicos y los constructores de dichas carrozas. Ellos aconsejaron su suspensión argumentando que no podían garantizar la seguridad de los allí presentes. La instalación eléctrica era peligrosa y la estructura de las carrozas podían partirse y resquebrajarse produciéndose algún accidente.



En San Sebastián, momentos después, un camello de porexpan se partió e hizo caer al Rey. También podía haber pasado aquí. Hace tres años un accidente en Málaga propició la muerte de un niño. Todos nos pusimos las manos en la cabeza, insistimos a los responsables en garantizar la seguridad ante cualquier otro elemento. ¡Esto era lo importante! ¿Cuándo? ¿En aquel momento?

No nos olvidemos. La seguridad de los que forman parte de la Cabalgata y de los que están en el recorrido es lo más importante de la noche. De esta noche y de cualquiera. De cualquier acto. Eso es INNEGOCIABLE. Olvidémonos de colores y de tendencias políticas. Seamos sensatos. Más vale tener que estar indignados por una  ¿falta de organización? antes que estar lamentándonos por un desgraciado accidente.


Sólo espero que a todos los que no tienen claro el orden prioritario de esto último, no se vean en la posición de tener que tomar las decisiones correctas.

viernes, 1 de enero de 2016

NUEVO AÑO

Ahora que hemos empezado el año, ahora que estamos acabando con los mensajes de felicitación, es el momento de ponerse en marcha.



Empezar un nuevo año, un nuevo ciclo. Ahora que lo digo, ¿por qué un nuevo ciclo precisamente el  uno de enero? ¿por qué en este día y no en otro? ¿por qué nos señalamos días concretos?

La vida en sí, es una continuación, día a día. Cuando empieza un ciclo y empieza otro, nos lo tenemos que marcar nosotros. Empecemos con una nueva idea, una nueva ilusión, todos los días.

¿Tenemos que empezar el uno de enero con las intenciones del nuevo año? Empecemos hoy aprendiendo inglés, nos apuntaremos mañana al gimnasio, prepararemos un viaje… tópicos típicos.

Lo importante no es si este año será mejor que el pasado o no, si mejorará algo o no. Los que debemos cambiar somos nosotros, somos los que tenemos que intentar que este sea nuestro año, el que nos ilusione los proyectos que tenemos que sacar adelante.

Este tiene que ser el año en el que encontremos ese tiempo necesario para ese café pendiente, para leer ese libro que tenemos sobre la mesita de noche, para ir al cine, para pasear de noche, para que nos reciten unos versos al oído, para compartir mesa con un buen vino y un par de copas.


Empecemos ahora a ser más felices y a compartir esa felicidad con todos a nuestro alrededor. El futuro empieza aquí y ahora.