miércoles, 6 de enero de 2016

CABALGATA REYES MAGOS


Después de haber leído tantas y tan variadas opiniones de la suspensión de la Cabalgata de sus majestades los Reyes Magos por las calles de nuestra ciudad, no me queda más que verter también la mía.

Opinable, por supuesto. ¿Válida? Como todas.

No sé porqué siempre tenemos que ir a un binomio de color, blanco o negro. O conmigo o contra mí. Todo se convierte, en un último momento, en una cuestión política. “”Este gobierno de izquierdas quiere cargarse las tradiciones””. Es una de las opiniones que he escuchado.

Podemos debatir, si las predicciones de tiempo se cumplieron. Desde luego eran contradictorias. Canal Sur y Diario Córdoba, por poner un ejemplo, nos llevaban diciendo los días anteriores que el tiempo estaría mal por la mañana y que a partir de las 12.00 h. mejoraría. Otros en cambio, nos mostraban lo contrario. Algunos  que llovería a las 17.00, otros a las 20.00 h. En fin, no era fácil saber cuándo y cuánto caería.

Podemos, incluso debatir, si las carrozas salieron del estadio en un momento adecuado. Si  tendrían que haber esperado más para salir.

Pero, lo que no es debatible, es su suspensión a la hora que se produjo. Una vez en la calle, con las carrozas mojadas y algunas deterioradas por el agua y viento, los más de 200 niños empapados y unas instalaciones eléctricas en algunas de las carrozas, no se podía garantizar la seguridad de los componentes de la comitiva.

El Ayuntamiento de Córdoba en las personas de su Alcaldesa y la concejala responsable, escucharon a los técnicos y los constructores de dichas carrozas. Ellos aconsejaron su suspensión argumentando que no podían garantizar la seguridad de los allí presentes. La instalación eléctrica era peligrosa y la estructura de las carrozas podían partirse y resquebrajarse produciéndose algún accidente.



En San Sebastián, momentos después, un camello de porexpan se partió e hizo caer al Rey. También podía haber pasado aquí. Hace tres años un accidente en Málaga propició la muerte de un niño. Todos nos pusimos las manos en la cabeza, insistimos a los responsables en garantizar la seguridad ante cualquier otro elemento. ¡Esto era lo importante! ¿Cuándo? ¿En aquel momento?

No nos olvidemos. La seguridad de los que forman parte de la Cabalgata y de los que están en el recorrido es lo más importante de la noche. De esta noche y de cualquiera. De cualquier acto. Eso es INNEGOCIABLE. Olvidémonos de colores y de tendencias políticas. Seamos sensatos. Más vale tener que estar indignados por una  ¿falta de organización? antes que estar lamentándonos por un desgraciado accidente.


Sólo espero que a todos los que no tienen claro el orden prioritario de esto último, no se vean en la posición de tener que tomar las decisiones correctas.

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