sábado, 30 de enero de 2016

DEJAME QUE TE SUEÑE ...

Me he encontrado un sueño escrito, data de 1999, vais a permitirme, a DEJARME QUE TE SUEÑE.




Estaba sentado en la orilla de la playa, mirando el mar, las olas se desvanecían en espuma a mis pies y al fondo salía la luna, una luna llena que se reflejaba en el agua hasta llegar hasta mi.

De repente sentí algo a mi espalda, eso que sientes como cuando alguien te mira y sientes algo que no sabes explicar. Me volví y allí estabas, venías caminando hacia mi. Tus pies descalzos caminaban sobre la arena sin apenas dejar huellas. Tu pelo ondeaba suelto al aire llevado por la brisa del mar. Llevabas un vestido rojo, de tirantes, que dejaban desnudos tus hombros a los que besaba la luna, y corto, que dejaban al aire tus largas piernas y hasta donde las estrellas volaban para acariciarlas.

Me mirabas fijamente a los ojos y sin dejar de sonreir. Cuando llegaste junto a mi, sin cruzar una palabra, nos besamos como nunca lo habíamos hecho. Perdí la noción del tiempo, no se cuanto tiempo estuvimos besándonos, sólo se que fue muy intenso, sólo se que te echo de menos, sólo se que espero impacientemente, sólo sé que te quiero.



Poco después desperté. Aún hoy sigo soñando esa playa, sigo soñando esa luna, sigo esperando verte llegar.

sábado, 23 de enero de 2016

DEJAME QUE TE CUENTE ...

Siempre he dedicado las entradas al blog para comentar sobre algún evento o momento vivido, también para contaros lo que pienso sobre cualquier cosa que me ha parecido. Un pensamiento, un acto, un mes, una película... Pero siempre algo muy real.

Esta vez dejadme que os cuente algo que quizás no haya pasado. Vi una imagen y yo le he puesto el texto. El tema es el siguiente:

Hace unos días, vi esta escena en ... no importa donde. Dos aparentemente desconocidos habían quedado en hall de un hotel para conocerse. Era una especie de cita a ciegas, aunque me dio la sensación de que se conocían desde hace tiempo, quizás en otra vida. Cruzaron sus miradas a lo lejos y se acercaron mientras no podían ocultar una sonrisa en su cara. Los segundos que tardaron en juntarse se observaron, como intentando reconocerse.

Un abrazo infinito y un par de besos, una nueva mirada y prácticamente sin decir palabra se encaminaron a una mesa allí al lado.


Fueron unos minutos, pocas palabras, muchas miradas. Aunque ya no eran unos niños, se sentían como intimidados, incapaces de fijar sus ojos en los del otro. Me dio la sensación de que tenían mucho de que hablar y poco tiempo para hacerlo. Como si estuvieran temerosos de no ser lo que esperaban al verse. Como si se hubieran contado la vida y ahora había que plasmarla en una imagen que tenían frente a ellos.

Está claro, yo lo vi así, que se sentían atraídos el uno del otro, no sólo en un deseo físico, más bien como que sin conocerse se hubieran estado buscando toda la vida, como si tuvieran el temor de no volverse a encontrar.

Pocos minutos después se levantaron y se despidieron. Esta vez si, mirándose a los ojos. Intentando imaginar como podría ser la próxima ver que se vieran. En otra cita furtiva. En una segunda oportunidad.

Prometieron tomar ese café pendiente el próximo día. Se prometieron traer ese día el tiempo, para así poder gastarlo.

El se fue hacia la puerta mientras ella se encaminaba al ascensor, sin querer volver la vista atrás, como si no quisieran tener como última imagen la distancia que ahora les separaba. Les valía la del último abrazo, la del último beso.

Quizás la próxima vez que se vean tengan más tiempo, menos intimidación, más cosas que decirse o menos miedo de mirarse.

O quizás no haya próxima vez.

Aunque la verdad, quizás todo esto no haya pasado y todo lo que yo creí estar viendo fuera sólo producto de mi imaginación.

Quizás. Quién sabe.

miércoles, 6 de enero de 2016

CABALGATA REYES MAGOS


Después de haber leído tantas y tan variadas opiniones de la suspensión de la Cabalgata de sus majestades los Reyes Magos por las calles de nuestra ciudad, no me queda más que verter también la mía.

Opinable, por supuesto. ¿Válida? Como todas.

No sé porqué siempre tenemos que ir a un binomio de color, blanco o negro. O conmigo o contra mí. Todo se convierte, en un último momento, en una cuestión política. “”Este gobierno de izquierdas quiere cargarse las tradiciones””. Es una de las opiniones que he escuchado.

Podemos debatir, si las predicciones de tiempo se cumplieron. Desde luego eran contradictorias. Canal Sur y Diario Córdoba, por poner un ejemplo, nos llevaban diciendo los días anteriores que el tiempo estaría mal por la mañana y que a partir de las 12.00 h. mejoraría. Otros en cambio, nos mostraban lo contrario. Algunos  que llovería a las 17.00, otros a las 20.00 h. En fin, no era fácil saber cuándo y cuánto caería.

Podemos, incluso debatir, si las carrozas salieron del estadio en un momento adecuado. Si  tendrían que haber esperado más para salir.

Pero, lo que no es debatible, es su suspensión a la hora que se produjo. Una vez en la calle, con las carrozas mojadas y algunas deterioradas por el agua y viento, los más de 200 niños empapados y unas instalaciones eléctricas en algunas de las carrozas, no se podía garantizar la seguridad de los componentes de la comitiva.

El Ayuntamiento de Córdoba en las personas de su Alcaldesa y la concejala responsable, escucharon a los técnicos y los constructores de dichas carrozas. Ellos aconsejaron su suspensión argumentando que no podían garantizar la seguridad de los allí presentes. La instalación eléctrica era peligrosa y la estructura de las carrozas podían partirse y resquebrajarse produciéndose algún accidente.



En San Sebastián, momentos después, un camello de porexpan se partió e hizo caer al Rey. También podía haber pasado aquí. Hace tres años un accidente en Málaga propició la muerte de un niño. Todos nos pusimos las manos en la cabeza, insistimos a los responsables en garantizar la seguridad ante cualquier otro elemento. ¡Esto era lo importante! ¿Cuándo? ¿En aquel momento?

No nos olvidemos. La seguridad de los que forman parte de la Cabalgata y de los que están en el recorrido es lo más importante de la noche. De esta noche y de cualquiera. De cualquier acto. Eso es INNEGOCIABLE. Olvidémonos de colores y de tendencias políticas. Seamos sensatos. Más vale tener que estar indignados por una  ¿falta de organización? antes que estar lamentándonos por un desgraciado accidente.


Sólo espero que a todos los que no tienen claro el orden prioritario de esto último, no se vean en la posición de tener que tomar las decisiones correctas.

viernes, 1 de enero de 2016

NUEVO AÑO

Ahora que hemos empezado el año, ahora que estamos acabando con los mensajes de felicitación, es el momento de ponerse en marcha.



Empezar un nuevo año, un nuevo ciclo. Ahora que lo digo, ¿por qué un nuevo ciclo precisamente el  uno de enero? ¿por qué en este día y no en otro? ¿por qué nos señalamos días concretos?

La vida en sí, es una continuación, día a día. Cuando empieza un ciclo y empieza otro, nos lo tenemos que marcar nosotros. Empecemos con una nueva idea, una nueva ilusión, todos los días.

¿Tenemos que empezar el uno de enero con las intenciones del nuevo año? Empecemos hoy aprendiendo inglés, nos apuntaremos mañana al gimnasio, prepararemos un viaje… tópicos típicos.

Lo importante no es si este año será mejor que el pasado o no, si mejorará algo o no. Los que debemos cambiar somos nosotros, somos los que tenemos que intentar que este sea nuestro año, el que nos ilusione los proyectos que tenemos que sacar adelante.

Este tiene que ser el año en el que encontremos ese tiempo necesario para ese café pendiente, para leer ese libro que tenemos sobre la mesita de noche, para ir al cine, para pasear de noche, para que nos reciten unos versos al oído, para compartir mesa con un buen vino y un par de copas.


Empecemos ahora a ser más felices y a compartir esa felicidad con todos a nuestro alrededor. El futuro empieza aquí y ahora.