sábado, 9 de mayo de 2015

Cada mañana

Cada mañana, al despertar me surge siempre una duda. Que hago hoy, ¿soñarte u olvidarte?

Lo más cómodo siempre es olvidarte, así uno, puede dirigir toda su atención en el día que le queda por delante. A veces, aunque sea difícil, es lo mejor. No puedes estar siempre soñando con algo que no va a pasar y que no debe pasar.

Soñarte todo el día hace que me aleje de todo lo que tengo alrededor. Y hay tantas cosas maravillosas a cada paso, a cada visión, a cada parada.

Si me paro a soñarte, corro el riesgo de no descubrir algo nuevo. No podemos estar enclavados en el pasado. Lo pasado, pasó. Y si en ese momento no supimos estar a la altura, peor para todos.

Los trenes pasan, y en vez de lamentarnos por el que hemos perdido, tenemos que estar preparados y dispuestos para el próximo que ha de llegar.

Siempre hay un descubrimiento nuevo, algunos maravillosos, inesperados, insospechados. 

Hay que enamorarse a cada paso. Enamorarse de unos ojos, de una mirada, de una sonrisa, de una frase, de una poesía, de una canción, de un estado de ánimo, de una conversación,...

En ese estado uno es cuando disfruta la vida. Y lo que es mejor, disfruta el momento, el día a día. 

Recordar una cosa. Día pasado, día perdido. Ese, no se recupera.

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