viernes, 15 de marzo de 2019

44

Mirando el calendario me he dado cuenta que hoy cumplo años, pero no es eso lo que llama mi atención. En el borde superior de la hoja es el año en el que estamos el que me indica donde exactamente estoy.




Sin lugar a dudas he pasado el ecuador de mi vida. Ojalá quede más tiempo del que llevo, aunque sinceramente lo dudo.




En esta carrera incesante de llegar a tiempo al mediodía, a la noche, al viernes o al fin de mes. Este vértigo que te deja sin aire suficiente para poder respirar el minuto en el que estás viviendo. Esta sinrazón del estrés inagotable nos lleva a cuestionarnos en cuantos momentos sabemos ni siquiera qué día es hoy.




Quizás sea el momento de parar y pensar de donde vengo, donde estoy y a donde me estoy dirigiendo.


Si he hecho todo lo que debía, como lo debía y con la gente que debía.

Qué hemos dejado atrás. Qué no hemos hecho todavía.

Es el momento del punto y aparte.

Pensar en lo que dejamos atrás y lo que queda por delante.

El tiempo se agota y no podemos dejar pasar más los días.

Aunque parece una contradicción pensar que el tiempo se agota y lo agotado que estoy con no tener tiempo que agotar.

Supongo que en esta vida las contradicciones son el día a día y lo excepcional es la normalidad.

Tiempo de quedar con los amigos y disfrutar de lo que te gusta. 

Dejar atrás el qué dirán (aunque eso ya hace tiempo que lo hago) y como me gusta decir...: decir SI a los que si y NO a los que no. 

Simplemente.

Tiempo de cambio.

lunes, 26 de noviembre de 2018

HOY ME HA DADO POR PENSAR

En un momento dado, un amigo me dijo que se había desilusionado con el mundo de las peñas. Yo le dije que el problema era de la sociedad en sí. Que lo que pasaba en ella se veía en las peñas, en las asociaciones de cualquier índole, en tu bloque de pisos o en la cola del autobús.

Evidentemente, nosotros que vivimos el día a día de las peñas, es ahí donde lo percibimos en mayor medida.

Pero es verdad, que a veces destinamos más energía y tiempo del que quizás deberíamos y llega un momento en que las fuerzas empiezan a menguar.

Yo, que me vanaglorio de tener amigos en las peñas y que puedo ir con la tranquilidad de ser bien recibido, (por no poner una cifra que suene a prepotencia),  en la inmensa mayoría de ellas, también veo temas, actitudes y hechos con los que uno llega a pensar si realmente vale tanto la pena ese derroche de energía.

Si vale la pena defender a capa y espada situaciones que quizás sea más que complicado defender.

A lo mejor ha llegado el momento de bajar el pistón. 

Siempre estaré para quién necesite algo de mí, como no podía ser de otra manera, pero quizás me haya puesto mi nivel de exigencia más alto del que debiera.



miércoles, 21 de marzo de 2018

PRESENTACION XXVII EXALTACION DE LA SAETA

        


           Excelentísimas autoridades,

           Presidente de la Federación de Peñas Cordobesas, D. Alfonso Morales Padilla.

         Hermano Mayor de la Hermandad del Santísimo Cristo de Gracia, D. Ricardo Rojas Priego.


         Amigos peñistas, hermanos cofrades, buenas tardes a todos y bienvenidos a la Exaltación de la Saeta en su vigésimo séptima edición. Exaltación organizada por la Federación de Peñas Cordobesas con la colaboración de la Hermandad del Santísimo Cristo de Gracia.

         Ya ha llovido, desde que en 1989 y bajo el mandado de D. Juan Pablo Serrano Álamo, la Federación de Peñas inició en aquel año la Exaltación a la Saeta ante el Cristo de Gracia. Lamentable e inexplicablemente hubo algún año de paréntesis, aunque ésta fue recuperada por la actual Junta Directiva.

         En esta ocasión ha habido una colaboración más estrecha con la Hermandad del Cristo de Gracia, debido a que celebramos en este año el 400 aniversario de la llegada de su titular a la ciudad de Córdoba. Y digo celebramos, porque es un motivo de celebración para toda la ciudad dicha conmemoración.

         La devoción de Córdoba con el Cristo de Gracia, El Esparraguero, es un hecho consumado en nuestra ciudad. Prueba de ello lo pudimos ver el pasado 17 de Febrero, en el Vía Crucis de las Hermandades y Cofradías de Córdoba,  donde la ciudad se echó a la calle para ver pasear la Gracia, como contaban las crónicas.

         Un año de conmemoración en el que la Hermandad nos  ha deleitado y agasajado hasta la fecha, con conferencias, su quinario o un magnífico Pregón. Entre estos actos quiero resaltar, quizás por ser más atípicos, o simplemente porque personalmente llamaron más mi atención, el comic  Un regalo del Nuevo Mundo, a cargo del actor y dibujante salmantino Vicente Martín, o el libro Un Dios de maíz escrito por nuestro amigo Pepe Espejo. Teniendo además en este año como protagonista del Pregón de Juventud de la Agrupación, a uno de sus hermanos, Javier Romero Pérez que en dicho pregón nos recitó:

«Ayúdame a serte fiel, a ser de ti tu noble templario
 como durante cuatro siglos lo han sido los padres trinitarios.
Para a los cuatro vientos gritar diciendo y con esmero
que Córdoba es la única ciudad del mundo entero
donde a Dios se le reza llamándole Esparraguero».

         Versos que ya forman parte de la historia de los pregones.
        



         En el Pregón de Alabanza de D. Fermín Pérez, nos recitó:

Al ser el Cristo acogido
en el monasterio que es porción del huerto elegido
de la devoción que en Córdoba cuatro siglos ve cumplidos,
manifiesta devoción del noble mundo peñístico,
devoción de los espárragos en manos de los sencillos.

         Y es cierta nuestra devoción del mundo peñístico hacia el Cristo de Gracia, de la que orgullosamente somos Hermanos de Honor.

         En una de las reuniones de las, como ya digo, con la estrecha colaboración de este año para la celebración de esta exaltación hemos tenido, se deslizó mi nombre para la presentación del acto, algo que les agradezco.

         Además de formar parte del grupo de trabajo que, permitirme decir, magistralmente lidera Alfonso, es mucho lo que me une a esta Hermandad.

         Tengo entre ellos a muchos y muy, muy buenos amigos, además hace algo más de 15 años, en un día, quizás algo más nervioso que el de hoy, me casó nuestro amigo y añorado Valerio ante este altar. Y para sumarle a todo esto, tengo que deciros que se que hace algo más de un mes, el Jefe o el Grande, como cariñosamente lo llamáis, echó una manilla, echó un cable.

         Por todo ello, agradecido y orgulloso de dirigiros estas humildes palabras.

         Y para comenzar a dar paso a los verdaderos protagonistas de hoy, y antes de que den paso al Exaltador de este año, quiero presentaros y así darles el protagonismo que merecen a los saeteros.

ISABEL Mª ESPAÑA
CURRO DIAZ

Tendremos también la colaboración especial de Aurora Barona.

         A continuación paso la palabra al fotógrafo y cofrade, hermano de la Hermandad de la Merced, que nos hará, estamos seguros, una presentación a la altura del Exaltador de este año.


D. MANUEL GOMEZ

martes, 18 de abril de 2017

ABRIR EL CIRCULO


Hace unos días escuché a la Delegada de Promoción de la Ciudad, Carmen González decir que “cuando abres un círculo, este se hace mucho más grande”. Cuanta verdad en tan pocas palabras.


Permitidme que pasee por la circunferencia, no me obliguen a estar dentro o fuera del círculo, déjenme que pasee por ambos lados y a no obligarme a estar a un lado u a otro a apostar al negro o al blanco.


Cuando una parte de la sociedad piensa que es elitista, su pensamiento es sentirse superior, incluso separatistas, un círculo cerrado en el que ven como extraños a todo aquel que no pertenece a su círculo, que ellos mismos han cerrado.



Eso en mi opinión, es un verdadero error.


En ocasiones los más jóvenes, llegamos con unas ideas nuevas, revolucionarias, queriendo desordenar  el orden establecido, sintiéndonos poseedores de la verdad verdadera. Cuando en estas ocasiones rechazamos la opinión de los veteranos, queriendo apartarlos de la primera línea y no oyendo su sabia experiencia, caemos en la autocomplacencia y la arrogancia más absurda.


Junten ahora todos estos conceptos.


Círculos. Elitismo. Separatismo. Juventud. Arrogancia. Veteranía. Experiencia. Autocomplacencia.



Júntenlos, barájenlos, mézclenlos. Y saquen sus propias conclusiones.

miércoles, 8 de marzo de 2017

42



42. Bonito número.

Si buscamos curiosidades con respecto a cualquier número seguro que os salen bastantes. Yo busqué el 42.

Tres de los discos más vendidos de la historia, (Thriller de Michael Jackson, Black in Black de AC/DC y The dark side of the moon de Pink Fluid) duran exactamente 42 minutos. Elvis Presley murió a los 42. El Titanic iba a 42 km/h cuando chocó con el iceberg.

Para los programadores es un número mágico, en binario es 101010 y en ASCII el *. El comodín .

En realidad, si lo piensas bien, sólo son tonterías, un número como otros. Sin más importancia.

A no ser que llegues en un momento dado a ese número y te plantees tantas cosas. Que has dejado atrás y cuánto te queda por delante.

Cuántas historias realizaste, cuántas dejaste inacabadas, cuántas no te atreviste a realizar, cuántos sueños inconfesos, inconclusos, irrealizables.

Y por cambio, cuántas quedan por realizar, cuántos sueños, cuántos proyectos, cuántas ilusiones, desilusiones, fracasos o aciertos.

42.

¿Hemos llegado a la mitad de nuestras vidas? ¿Llegaremos a cumplir otros tantos? ¿Nos quedaremos en el camino? ¿Cómo llegaremos a ese número?

Es un momento como otro cualquiera para parar, recordar, observar, valorar y definir qué y cómo ha ido tu vida. Ver quién te has ido encontrando a lo largo de tantos años. Cuántos amigos han recorrido este camino a tu lado, cuántos has dejado atrás voluntaria o involuntariamente, cuántos, años después, has recuperado, cuántos has olvidado o te han olvidado. Cuántos has necesitado o necesitas en algún momento, cuántos han respondido.

Hace poco he terminado de leer “Cosas que brillan cuando están rotas” de Nuria Labari. En ella unos de los protagonistas se empeña en hacer una hoja de Excel para dar respuesta a sus preguntas en un “a favor  y en  contra”. Quizás sea una buena técnica. Crearemos una tabla y pondremos qué hemos hecho y qué nos queda por hacer.




Quizás sea el momento de pensar en lo que realmente importa, de no tomarte tan en serio la vida. Total, no saldrás vivo de ella.

O quizás no sea el momento. Quien sabe.


martes, 6 de diciembre de 2016

NAVIDAD

Ya estamos en navidad!!!

Ya encendieron las miles de luces en las calles, Esas que brillan en las noches de las ciudades pero que no alumbran la oscuridad de nuestros corazones.




Los escaparates llenos de regalos, lazos rojos, carteles de ofertas, todo lo necesario para una sociedad consumista, que se encamina en comprar sin medida, sin control, lamentándonos días después de nuestra maltrecha economía.

Días de celebraciones, de reuniones con los amigos, comidas de empresas…


Lástima de que toda esta acumulación de deseos de encontrarnos no durara todo el año.
¿Por qué tenemos que esperar a que El Corte Inglés nos diga que estamos en Navidad para que queramos coger el teléfono y llamar a nuestros amigos y familiares, para mandar interminables mensajes de whatsapp de felicitación, de buenas intenciones?

Días de sensibilidad a flor de piel, de recuerdos de quién no nos acompaña en esta cena de Nochebuena, del que no está comiéndose las uvas al otro lado del sofá. Del que no brinda ese día con nosotros, de aquel que nos falta en esa foto que hicimos hace años.

Que tienen estas fechas que nos dan unos pensamientos tan enfrentados. Deseamos que lleguen cuando somos niños: regalos, fiestas, vacaciones,…. Y cómo nos castiga el alma cuando vamos cumpliendo años.

Acumulación de actos solidarios, recogida de alimentos, eventos deportivos, buenas intenciones. Como si la solidaridad fuera necesaria un mes al año. Como si no necesitáramos la ayuda de los demás el resto del año.

¿Quién nos marca el camino durante todo el año, durante toda la vida? ¿Quién nos dice cuando preparar un acto para recoger alimentos? ¿Cuándo preparar una comida de amigos? ¿Cuándo mandar un mensaje a un familiar lejano o a un amigo que hace tiempo que no vemos?

Días marcados, fechas marcadas, fiestas marcadas.

Lo siento, me rebelo a todo aquello que nos dice qué, cuándo y cómo. Dejadme que colabore en marzo, que llame a un amigo un martes, que compre un regalo en agosto, que quede de comida en mayo. Dejadme que os felicite hoy. Y que lo hagamos en Septiembre, Abril o Noviembre.


Ah!!! Y FELIZ NAVIDAD

sábado, 22 de octubre de 2016

Si resta ...

El otro día fui a un concierto al Gran Teatro. Seguro que muchos piensan que un teatro no es el lugar más adecuado para un concierto. Eso de butacas cómodas, poca luz y silencio no es para conciertos, pero la realidad es que prefiero eso a estar de pie saltando durante dos o tres horas o sentado en los adoquines de una plaza de toros o una sala al aire libre. No, no es la edad, siempre he preferido esa opción, aunque si es verdad es con el tiempo se acentúa.

¿El concierto? Estupendo, tres horas de un acústico con un gran cantautor, un poeta urbano, como se suele decir, es algo que hay que aprovechar de vez en cuando.


Pero a lo que iba, durante las tres horas de concierto, además de disfrutar de la música y las letras de las canciones tuve ocasión de comprobar que el tema de las rrss, los whatsapp  y todo lo relacionado con el móvil se nos está escapando de las manos.

Pude observar alrededor mío, entre otras cosas porque en la oscuridad la pantalla de un móvil brilla más que una luna llena, que la gente grababa, aunque estaba prohibido, hacía fotos, que también lo estaba, comentaba en facebook canción a canción, mandaba mensajes por whatsapp,… en definitiva, a mi parecer, no creo que estuvieran disfrutando al 100% de lo que tenían delante.


Nos afanamos en contar al mundo entero que estamos haciendo en lugar de disfrutar lo que estamos haciendo. Aquello de que: “cuando salgas esta noche al baile, echa unas fotos, a ver si no se entera nadie y has perdido el tiempo”. Pues eso.

Confieso, que dejé mi móvil en la chaqueta, y que estuve tentado en más de una ocasión de cogerlo y comprobar que no tenía mensajes o llamadas. Pero me contuve, y me alegro por ello. Disfruté de un concierto, de mi compañía, y pude olvidarme de todo el resto del mundo durante tres horas.

Quizás ahora lo cuento, porque, vaya que no se entere nadie y….

No, en realidad, lo que quiero decir con todo esto es que creo que he llegado a un punto, en el que necesito tiempo, eso tan difícil de conseguir. Lo necesito para realizar todo lo que pasa por mi cabeza, todo lo que me ofrecen hacer. Tantos proyectos, míos o colaborando con amigos y conocidos que me piden mi ayuda allá donde pueda ser útil.

24 horas tenemos al día, no hay más, cuando restamos las de dormir, quedan aún menos. El secreto es saber cómo rentabilizar las que quedan. Cómo compaginar la vida laboral, personal, de ocio,…

Antes de sonar el despertador cada mañana, antes de que mis pies pisen el suelo, ya se ha almacenado en mi cabeza qué día es hoy, qué tengo pendiente para hoy, qué no acabé el anterior, cuáles conversaciones no tuve ayer o cuántas me quedan por tener hoy, cuántas no acabaron como quería, a quién tengo que llamar o con quién quedar, …


He llegado a la conclusión de que la única manera de aprovechar esas horas es eliminando todo lo que resta. Lo que resta mi atención donde corresponde, lo que resta mi estado de ánimo positivo, lo que resta mi creatividad.

En ese punto estoy. En clasificar los momentos, los grupos, las conversaciones, los actos, las salidas, las entradas,… entre las que suman y las que restan.


A ver si lo consigo.

Seguro que habrá detractores a mis conclusiones, me dirán que no debo ser negativo, que no cierre puertas, que nada resta, que todo, aunque sea poco algo suma.

Es posible, pero he llegado a un momento en el que tengo saturación de ideas, de palabras, de imágenes, de emociones. El estrés es mal acompañante de viaje.


Si quieres llegar pronto, corre. Si quieres disfrutar del viaje, aminora la marcha.