Vaya por delante, que no soy de los que gustan mucho de las
palabras que sustituyen las K por las Q, pero he de confesar que esta palabra
casi que pega más así.
Hace unos días, tras algunas pequeñas conversaciones a
través de facebook, quedé con una antigua compañera de EGB. No soy muy dado a
esto de reuniones con antiguos compañeros, antiguos conocidos, antiguos… es
más, hasta hace poco si me lo hubieran propuesto seguramente hubiera inventado
alguna escusa lo suficientemente válida como para haberme ausentado a ella. Si
me hubieran dicho que se había preparado una comida o algo parecido con
antiguos compañeros, seguro que ese día me habría sido imposible ir.
Será la edad, pero es verdad que en este momento la cosa ha
cambiado, no digo que haya buscado esto, ni siquiera he sido el impulsor, pero
si que me he prestado a intentar que llegue a buen puerto esta KEDADA.
Creo recordar que no iba muy convencido aquel día, no sabía
muy bien por qué, pero he de admitir que a los 10 segundos estaba muy cómodo.
Era recordar unos años en los que uno se lo pasa muy bien, muchas anécdotas,
algunas risas, en definitiva ponernos al día.
Supongo que cuando uno va cumpliendo años, debe pausar el
ritmo. Estoy convencido de ello. Recordar los buenos momentos, recordar a los
que a lo largo de la vida han compartido contigo las vivencias propias de la
edad. Y los últimos años del colegio y lo siguientes son de los mejores. Pocas
preocupaciones, nuevos descubrimientos, amistad en el amplio sentido de la
palabra.
En estos tiempos que corren, en los que no nos preocupamos
ni de cómo se llama el vecino, que no miramos a la cara a los que nos cruzamos
por la calle, que no escuchamos lo que nos tienen que decir ese primo que hace
tiempo que no ves, el camarero que te pone todos los días el café o ese abuelo
que te cruzas todas las mañanas cuando vas al trabajo. Ahora que parece que todo
vale, es cuando realmente (por lo menos yo) disfruto de esos pequeños detalles.
Por eso ahora, al contrario que pudiera haber pensado hace poco, me apetece esa
KEDADA.
No quiero decir, nunca he sido un iluso, que todos los que
me vaya a encontrar, vayan a ser compañeros de viaje para siempre, ni mucho
menos. Ni siquiera todos me caerán bien. Estoy seguro que no me acordaré de
muchos. Pero recordaré unos años, unas anécdotas y mucho de lo que ocurrió hace
tiempo y que probablemente haya olvidado.
Hace poco felicité a una amiga su cumpleaños. Me dijo que se
alegraba y le contesté que soólo era un detalle, que no era para tanto. Me
dijo: LOS PEQUEÑOS DETALLES SIEMPRE SON IMPORTANTES.
Pues eso.