miércoles, 8 de marzo de 2017

42



42. Bonito número.

Si buscamos curiosidades con respecto a cualquier número seguro que os salen bastantes. Yo busqué el 42.

Tres de los discos más vendidos de la historia, (Thriller de Michael Jackson, Black in Black de AC/DC y The dark side of the moon de Pink Fluid) duran exactamente 42 minutos. Elvis Presley murió a los 42. El Titanic iba a 42 km/h cuando chocó con el iceberg.

Para los programadores es un número mágico, en binario es 101010 y en ASCII el *. El comodín .

En realidad, si lo piensas bien, sólo son tonterías, un número como otros. Sin más importancia.

A no ser que llegues en un momento dado a ese número y te plantees tantas cosas. Que has dejado atrás y cuánto te queda por delante.

Cuántas historias realizaste, cuántas dejaste inacabadas, cuántas no te atreviste a realizar, cuántos sueños inconfesos, inconclusos, irrealizables.

Y por cambio, cuántas quedan por realizar, cuántos sueños, cuántos proyectos, cuántas ilusiones, desilusiones, fracasos o aciertos.

42.

¿Hemos llegado a la mitad de nuestras vidas? ¿Llegaremos a cumplir otros tantos? ¿Nos quedaremos en el camino? ¿Cómo llegaremos a ese número?

Es un momento como otro cualquiera para parar, recordar, observar, valorar y definir qué y cómo ha ido tu vida. Ver quién te has ido encontrando a lo largo de tantos años. Cuántos amigos han recorrido este camino a tu lado, cuántos has dejado atrás voluntaria o involuntariamente, cuántos, años después, has recuperado, cuántos has olvidado o te han olvidado. Cuántos has necesitado o necesitas en algún momento, cuántos han respondido.

Hace poco he terminado de leer “Cosas que brillan cuando están rotas” de Nuria Labari. En ella unos de los protagonistas se empeña en hacer una hoja de Excel para dar respuesta a sus preguntas en un “a favor  y en  contra”. Quizás sea una buena técnica. Crearemos una tabla y pondremos qué hemos hecho y qué nos queda por hacer.




Quizás sea el momento de pensar en lo que realmente importa, de no tomarte tan en serio la vida. Total, no saldrás vivo de ella.

O quizás no sea el momento. Quien sabe.