jueves, 4 de junio de 2015

Family Man

Allá por el año 2000, fui a ver el estreno de Family Man. Había visto el trailer y estaba interesado en ver si las expectativas que me había creado eran las correctas.



Cuando salí del cine, mis acompañantes comentaban que la película había sido sosa, aburrida, que era una actualización del cuento de navidad. Algo entretenida, pero nada más.

A mi en cambio me pareció una buena lección, que años después me sigo aplicando.

¿Donde ponemos la línea roja a la dedicación al trabajo y/o a otras dedicaciones y como conjugarlas con la vida familiar?

Es evidente que el trabajo, aquel que por suerte tenga uno, te absorbe muchas horas del día. Pero yo siempre he tenido claro que hay que desconectar, llegar a casa y disfrutar de tu familia, o salir con los amigos a tomar un café o una cerveza, o pasear o salir a hacer deporte. 

A veces recibes propuestas aparte del trabajo, yo he recibido varias y en repetidas ocasiones, reincidentes, algunas muy ilusionantes. Pero, ¿cuánto tiempo me quedará para mi, para mi familia, para mis amigos, para mis aficiones?

Uno tiene que elegir entre sacrificar todo esto para estar más arriba, o disfrutar mientras puedes de todo lo que tienes alrededor.

Cuando pasan los años, tus hijos ya no volverán a tener 5, 10 o 15 años. Habrán crecido y tu te habrás perdido ese crecimiento si no estás. Tus amigos quizás ya no estén, o se habrán desplazado a otras ciudades. Es posible que ya no tengas la misma ilusión por aquel paseo, o aquel deporte que tanto te había entusiasmado hace años.

Tenemos que tener muy claro donde poner esa línea. Por lo menos saber cuándo ponerla. Seguramente, si es que de verdad lo mereces, esas oportunidades llegarán en unos años, quizás entonces, sea el momento oportuno. Si no llega, habrás disfrutado con todo lo demás.

Cuando salí del cine y me dijeron que no entendían que había visto en esta película para que me hubiera gustado tanto recordé aquello que decía John Lennon, cuando de pequeño le preguntaron en la escuela qué quería ser de mayor. El dijo que quería ser feliz. La maestra le dijo que no había entendido la pregunta. John le respondió: Usted no entiende la vida.